Álvaro de Campos

Tengo un gran catarro.

Y todo el mundo sabe cómo los grandes catarros

alteran todo el sistema del universo,

nos enfadan con la vida,

y hacen estornudar hasta la metafísica.

Tengo el día perdido lleno de sonarme.

Me duele la cabeza indistintamente.

¡Triste condición para un poeta menor!

Hoy soy verdaderamente un poeta menor.

Lo que fui otrora fue un deseo; se marchó.

¡Adiós para siempre reina de las hadas!

Tus alas eran de sol, y yo aquí voy tirando.

No estaré bien si no me acuesto en la cama.

Nunca estuve bien sino acostándome en el universo.

Excusez un peu… ¡Qué gran catarro físico!

Necesito verdad y aspirina.

2 pensamientos en “Álvaro de Campos

  1. no estaré bien si no me acuesto en la cama
    por qué siempre quita palabras de mi boca este hombre?
    tan vivas sus palabras
    tan muerto su cuerpo

  2. Álvaro de Campos tiene esa molesta virtud de sacar a uno las palabras de la boca. A mi me costó mucho desacerme de su influencia, su vocabulario se convirtió en el mío y lo plagiaba inconscientemente. Es un genio. Difunto, sí. Aunque, como todos los genios, en persona debía de ser imsoportable. ;)

Replica a Lacónica Cancelar la respuesta