el principio

Paul_Cézanne_-_Les_Joueurs_de_cartesPaul Cézanne- Les joueurs de cartes (quinta versión de la serie, 1894-1895)

Siempre-de-nuevo-empezar-desde-el-principio constituye la idea regulativa que es propia del juego (como del trabajo asalariado).

Walter BenjaminSobre algunos motivos en Baudelaire, en Obras I, vol. 2, Abada, Madrid, 2008, trad. Alfredo Brotons Muñoz, p. 240

la otra cara

Ana Mendieta- Sin título (Facial Hair Transplant), 1972

Ana Mendieta, Sin título (Facial Hair Transplant), 1972

Ana Mendieta- Sin título (Facial Hair Transplant), 1972

LA MUJER SIN

Tú eres la mujer ahora sin la música
sin los espejos y los cabellos
sin palabras como párpados o espaldas
sin hombres
desnuda
pero sin vientre
sin pubis
sin sexo
extenuada en la página desierta
derribada como un grito
contra el muro
presa por un sollozo en la pared
brotando como una llama oscura
en busca de otros nombres
que no recuerden el agua
de tu cuerpo
que no vean sino la ceguera
de ese instante
blanco
en el que viste la otra cara de la distancia
el abismo de la otra cara de las palabras.

*

A MULHER SEM

Tu és a mulher agora sem a música
sem os espelhos e os cabelos
sem palavras como pálpebras ou espáduas
sem ombros
nua
mas sem ventre
sem púbis
sem sexo
extenuada na página deserta
derrubada como um grito
contra o muro
presa de un soluço na parede
rompendo como uma chama escura
en busca de outros nomes
que nâo lembrem a água
do teu corpo
que nâo vejam senâo a ceguerira
desse instante
branco
em que viste a outra face da distância
o abismo da outra face das palavras.

Antonio Ramos Rosa: de La nube sobre la página, en Antología de la poesía portuguesa contemporánea, Tomo II, Madrid, Júcar, 1982, pp. 140-141

el secreto

 Amedeo-Modigliani-Elvire-con-colletto-bianco-1917Amedeo Modigliani – Elvire con colletto bianco (1917)

La mirada de los monstruos

 

«No me den por muerto aunque los diarios hayan anunciado que ya no estoy. Me haré más humilde de lo que soy ahora. Será preciso hacerlo. Cuento contigo lector, contigo que vas a leerme algún día, contigo lectora. No me dejes solo con los muertos como un soldado en el frente que ya no recibe cartas. Elígeme entre ellos por mi gran ansiedad y mi gran deseo. Háblame entonces, te lo ruego, cuento con ello.»

Henri Michaux

 

Más de una vez me había preguntado algo parecido, qué esperabais vosotros y a quién, si en algún momento habíais contado con nosotras, lectoras. Más de una vez pensé, te confieso, que en general os daría seguramente lo mismo. Pero tú sabías que podías contar conmigo. Y acertabas. Además me gusta escribir cartas, ahora que es ya costumbre de otro tiempo. Te diré que me dabas un poco de miedo, al principio. Etapas. Verás, a mí también me arrancaron algo. Fue hace años y era joven. Nadie diría. Y está bien así. Ayer me hablabas de los monstruos. El secreto. Que ya no nos miran. ¡Claro! Sin ojos a los míos les sucedió también algo como eso que tú dices: «ya no inquietaban más que los conos, esferas, cilindros o volúmenes que la naturaleza ofrece en sus peñascos, sus piedras y muchos otros de sus dominios». Dejan de ser terribles, un día, los monstruos. Dejamos de serlo una vez hemos aprendido a ver sin ojos. Y nadie diría.

enero, 2014