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EJEMPLO
Primero, descompongo la figura.
Segundo, petrifico sus elementos en el aire.
Tercero, nombro esos elementos
que al palparlos se esfuman.
Pero nunca serán suficientes
estas palabras que no sangran,
este poema que no sangra,
esta mano que al cortarla con un hacha
se queda saltando como un pez
en el fregadero.
Tan vacías son las figuras que me rodean.
Tan alucinante el concepto.
Frank Báez: Jarrón y otros poemas, Cielonaranja Ediciones, 2013, p. 18