a martillazos

Claudia Huidobro: Merveilleuse

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Aguardaron a que se vaciaran las casas
para luego recogerlas y meterlas en sus maletas.
Descolgaron las nubes, la luna, las estrellas,
el tendido eléctrico con sus palomas
los tinacos, los pájaros y las antenas.
Envolvieron el paisaje tropical
como si fuese un lienzo y lo empacaron todo
como si se tratase de un circo que se mueve a otra ciudad
esperanzados en volver a inflarlo,
levantarlo y clavarlo a martillazos
en algún descampado
de Nueva York o Barcelona.

Frank Báez: Llegó el fin del mundo a mi barrio, en Este es el futuro que estabas esperando, Seix Barral Colombia, versión electrónica, 2017

entre todos

Joan Miró: A Paul Eluard (1973)

AUTORRETRATO

Al despertar
tuve la idea de despertar.

Duró un instante y, ya despierto, yo
había perdido mi despertar y volvía a ser
lo que escribo.

El entresueño.

El entre todos.

Lo que no sale
del huevo humano
y en soledad, latente,
ahí perpetúa
su evolución.

Las numerosas:
las olorosas páginas.


Fogwill: Poesía completa, Alfaguara, Barcelona, 2017, p. 443

las amarras

Bertrand Delais: Floralie IV (2021)

…Los sonámbulos se están despertando y, por primera vez, este despertar tiene una realidad colectiva, ya no es un fenómeno tan aislado el abrir los propios ojos.

Re-visión, el acto de mirar atrás, de mirar con ojos nuevos, de asimilar un viejo texto desde una nueva orientación crítica, esto es para las mujeres más que un capítulo de historia cultural; es un acto de supervivencia. Hasta que no comprendamos las suposiciones en que hemos estado ahogadas no podremos conocernos a nosotras mismas. Y esta urgencia de autoconocimiento, para las mujeres, es más que una búsqueda de identidad, es parte de nuestro rechazo al carácter autodestructivo de la sociedad de dominación machista. Una crítica radical a la literatura de arranque feminista tomaría el trabajo primeramente como una clave de cómo vivimos, de cómo hemos vividos, de cómo nos han educado a imaginarnos a nosotras mismas, de cómo nuestro lenguaje nos ha atrapado tanto como nos ha liberado, de cómo el acto mismo de nombrar ha sido hasta ahora una prerrogativa masculina, y de cómo podemos empezar a ver y a nombrar y por lo tanto vivir de nuevo. Un cambio en el concepto de identidad sexual es esencial si no queremos seguir contemplando la reafirmación del viejo orden político después de cada revolución. Necesitamos conocer los escritos del pasado y conocerlos en forma distinta a como han sido divulgados hasta ahora, no retransmitir una tradición sino romper las amarras que tienen puestas sobre nosotras.

Adrienne Rich: Cuando las muertas despertamos: escribir como revisión (1971) en Sobre mentiras, secretos y silencios, horas y HORAS editorial, Madrid, Trad. de Margarita Dalton, 2010, pp. 48-49

casi ahora

Marcus Schaefer: Dopplelauge (2020)

AL SON DE LOPE

(¡Tanto mañana y nunca ser mañana!)

Siempre mañana y nunca ser mañana
la libertad que tanto se ansía.
Tanto mañana y nunca ser el día,
que tanto duran noche y tramontana.

Costumbre la esperanza viste vana
sus mil colores, soplo y veste pía,
que al ser mañana todo en vilo fía
sin parar mientes en espejo y cana.

Mañana no es futuro, es en seguida;
mañana es casi ahora, y hora ida;
tan sólo nos separa un sueño vano,

que mañana se toca con la mano.
Duerme, duerme, mañana será todo,
que tú eres tú y mañana es un apodo.

22-4-4


Epígrafe: ¡Tanto mañana y nunca ser mañana!, primer verso del soneto de Lope de Vega titulado «Cánsase el poeta de la dilación de su esperanza».

Max Aub: Diario de Djelfa (1944), Visor, Madrid, 2015

dispositivo de combate

Fotografía tomada por Man Ray (1929)

Gilles Deleuze.– Eso es una teoría: exactamente una caja de herramientas. No tiene nada que ver con un significante… Se precisa que valga, que funcione. Y no para sí misma. Si nadie puede utilizarla, empezando por el propio teórico que, entonces deja de ser un teórico, es que no vale nada o que no ha llegado su momento. No hay que volver a una teoría anterior, hay que hacer otra nueva, hay otras por hacer. Es curioso que haya sido un autor que pasa por ser un intelectual puro, Proust, quien lo haya dicho con tanta claridad: usad mi libro como unas gafas orientadas al exterior y, si no os ayudan, probad con otras, encontrad vosotros mismos vuestro dispositivo, que será necesariamente un dispositivo de combate. La teoría no se totaliza: se multiplica y multiplica. Es el poder el que produce por naturaleza totalizaciones y, como tú dices literalmente: la teoría está por naturaleza contra el poder. Cuando una teoría naufraga en tal o cual punto, pierde la oportunidad de tener la menor consecuencia práctica, a menos que explote necesariamente en un punto distinto. Por eso es tan estúpida e hipócrita la noción de reforma. O bien la elaboran personas que se pretenden representativas y hacen profesión de hablar por los demás, en nombre de ellos, y entonces es un dispositivo de poder, una distribución que se refleja en el recrudecimiento de la represión; o bien es una reforma reclamada, exigida por aquellos a quienes concierne, y entonces deja de ser una reforma para convertirse en una acción revolucionaria que, desde el fondo de su carácter parcial, está determinada a cuestionar la totalidad del poder y su jerarquía. Esto es claro en las cárceles: la más minúscula y modesta reivindicación de los presos basta para desinflar la reforma Pleven*. Si los niños pudieran llegar a hacer oír sus propuestas, o incluso sus preguntas, en una Guardería, ello bastaría para hacer estallar todo el sistema de enseñanza. En verdad, vivimos en un sistema que no puede soportar nada: de ahí su fragilidad radical en cada punto, al mismo tiempo que su potencia de represión global. A mi modo de ver, tú has sido el primero en enseñarnos algo fundamental, tanto en tus libros como en un dominio práctico: la indignidad que comporta hablar por los demás. Quiero decir: nos burlábamos de la representación, decíamos que había terminado, pero no extraíamos las consecuencias de esa conversión «teórica», es decir, que la teoría exigía que las personas afectadas hablasen finalmente, en la práctica, por su cuenta.

Michel Foucault.– Y cuando los presos se ponen a hablar tienen ellos mismos una teoría de la cárcel, de lo penal, de la justicia. Esta suerte de discurso contra el poder, este contra-discurso que mantienen los presos o los llamados delincuentes es lo que cuenta, y no una teoría de la delincuencia. (…)

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*Posteriormente al informe Schmelck sobre las revueltas de Toul, las reformas de Pleven iban dirigidas a mejorar las condiciones de los presos: cantinas, paseos, etcétera.

Gilles Deleuze: Los intelectuales y el poder en La isla desierta y otros textos. Textos y entrevistas (1953-1974), Pre-textos, Valencia, Trad. de José Luis Pardo, pp.269-270