en el pensamiento

Dora Maar: Modelo en bañador (1936)

Creo que lo que reprocho a los libros, en general es eso: que no son libres. Se ve a través de la escritura: están fabricados, están organizados, reglamentados, diríase que conformes. Una función de revisión que el escritor desempeña con frecuencia consigo mismo. El escritor, entonces, se convierte en su propio policía. Entiendo, por tal, la búsqueda de la forma correcta, es decir, de la forma más habitual, la más clara y la más inofensiva. Sigue habiendo generaciones muertas que hacen libros pudibundos. Incluso jóvenes: libros encantadores, sin poso alguno, sin noche. Sin silencio. Dicho de otro modo: sin auténtico autor. Libros de un día, de entretenimiento, de viaje. Pero no libros que se incrusten en el pensamiento y que hablen del duelo profundo de toda vida, el lugar común de todo pensamiento.

No sé qué es un libro. Nadie lo sabe. Pero cuando hay uno, lo sabemos. Y cuando no hay nada, lo sabemos como sabemos que existimos, no muertos todavía.

Marguerite Duras: Escribir, Tusquets, Barcelona, Trad. de Ana María Moix, 2009, p.36

desplazamiento

Max Ernst. Deux Oiseaux (1926)

Sé de memoria
esos desconocidos caminos
que puedo recorrer
con los ojos cerrados

Mis movimientos
no tienen la gracia axiomática
del pez en el agua

del buitre y del tigre

parecen desordenados
como todo lo que se ve
por primera vez

Me siento obligado a inventarme
un modo propio de desplazamiento
de respiración
de existencia

en un mundo que no es ni agua
ni aire, ni tierra, ni fuego

cómo saber de antemano
si uno ha de nadar
volar, caminar o arder

Al inventar el quinto elemento
el sexto
me veo obligado a revisar mis tics
mis costumbres, mis certezas

pues pretender pasar de una vida acuática
a otra terrestre
sin modificar el funcionamiento
del aparato respiratorio
es la muerte

*

Je connais par cœur
ces chemins inconnus
je peux les parcourir
les yeux fermés

Mes mouvements
n’ont pas la grâce axiomatique
du poison dans l’eau

du vautour et du tigre

ils paraissent désordonnés
comme tout ce qu’on voit
pour la première fois

Je suis obligé d’inventer
une façon de me déplacer
de respirer
d’exister

dans un monde qui n’est ni eau
ni air, ni terre, ni feu

comment savoir d’avance
si l’on doit nager
voler, marcher ou brûler

En inventant le cinquième élément
le sixième
je suis obligé de réviser mes tics
mes habitudes, mes certitudes

car vouloir passer d’une vie aquatique
à une vie terrestre
sans changer la destination
des son appareil respiratoire
c’est la mort

Gherasim Luca: fragmento de El inventor del amor, La poesía, señor hidalgo, Barcelona, Trad. de Eugenio Castro, 2007, pp.24-27

cualquier cosa

Clive Smith: Sometimes it Matters (2001)

PERO NO LA MISMA SOLEDAD

Cualquier cosa menos la misma
soledad otra vez
soledad
más profunda que el mar,
más amarga que la sed en el desierto,
más cortante que un cuchillo contra un ojo abierto.
Cualquier cosa menos la misma
soledad otra vez.

Aquí están mi sangre y mis manos
y las llaves de la cárcel de mis instintos.
Cógelas, cógelas,
enciérrame en todo lo que pertenece a todos,
enciérrame en todo lo que tienen todos en común.

Aquí están mi rebeldía y mi soledad,
su grito está enfermo como el del somormujo.
Ciégalas con la calma de la luna,
ahoga su garganta con tu olvido.
Cualquier cosa menos la misma
soledad otra vez.

Sí, claro que lo sé, lo sé:
el amor que acaricio
apenas es el amor de los labios a sí mismos,
paz serena y la seguridad de la ribera.
Que se hunda la ribera,
que sean aplastados los labios.
Cualquier cosa: sangre en las manos,
el grito del somormujo y
el cuchillo contra el ojo abierto.
Cualquier cosa menos la misma
soledad otra vez.

De Fiskefärd, 1949

Karl Vennberg, en Poesía Sueca Contemporánea, Ediciones Litoral, Málaga, Trad. de Francisco J. Uriz, 1990, pp.181-182