un jardín

Otto Steinert: La Comtesse de Fleury (1952)

Todos tenemos un jardín oculto,
un pequeño parterre transeúnte
que nadie aceptaría como tal
salvo los que lo cuidan y mantienen.

Todos tenemos una tierra propia,
una pequeña huerta clandestina
en la que crecen flores bien extrañas,
extrañas para aquellos que no saben,
que no pueden saber lo bien que huelen
o cómo se enderezan sus corolas
cuando las baña el sol de la nostalgia
o las riegan las lluvias del consuelo.

Todos tenemos un jardín secreto
sembrado de dedales, cartas, libros,
caleidoscopios, cuentos, viejas fotos,
playas, reclinatorios, parameras…
Nadie diría que esto es un jardín
salvo aquellos que viven para cultivarlo,
para cambiar de sitio los cuadernos
y darle cuerda a los relojes viejos.

Sin embargo, resulta muy difícil
procurar que el jardín no se marchite,
darle el riego preciso a cada planta,
saber las que requieren sol
y las que son de sombra,
no dejar que se nublen los retratos,
abrir los libros y orear sus páginas
para que los recuerdos no se sequen
como si fueran hojas de eucaliptus.

Es difícil el arte de la jardinería.

Francisca Aguirre: de Transparencias, en Ensayo general. Poesía reunida (1966-2017), Calambur, Barcelona, 2018, pp.399-340

tan peligroso

Otto Steinert: Claude (1952)

EL HOMBRE, LOS VIAJES

El hombre, animal de la Tierra tan pequeño
se aburre en la Tierra
lugar de mucha miseria y escasa diversión,
hace un cohete, una cápsula, un módulo
alcanza la Luna
baja cauteloso en la Luna
pisa en la Luna
planta una bandera en la Luna
prueba la Luna
coloniza la Luna
civiliza la Luna
humaniza la Luna
Luna humanizada: igual que la Tierra.
Se aburre el hombre de la Luna.

Vamos a Marte, ordena a sus máquinas.
Obedecen. El hombre baja en Marte
pisa en Marte
prueba
coloniza
civiliza
humaniza Marte con ingenio y arte.

Marte humanizado, qué lugar cuadrado.
¿Vamos a otra parte?
Claro -dice el ingenio
sofisticado y dócil.
Vamos a Venus.
El hombre pone su pie en Venus,
ve lo visto – ¿es esto?
ídem
ídem
ídem.

Al hombre se le funde el cerebro si no va a Júpiter
a proclamar justicia e injusticia
repetir la fosa
repetir lo inquieto
repetitivo.

Otros planetas quedan para otras colonias.
Todo el espacio gira en torno a la Tierra.
Llega el hombre al Sol ¿o da una vuelta
solo para telever?
No se ve que él inventa
ropa insiderable para vivir en el Sol.
Pone el pie y:
pero qué aburrido es el Sol, falso toro
español domado.

Quedan aún otros sistemas fuera
de lo solar por colonizar.
Cuando acaben todos
solo queda el hombre
(¿estará equipado?)
para el difícil tan peligroso viaje
de sí a sí mismo:
poner el pie en el suelo
de su corazón
probar
colonizar
civilizar
humanizar
al hombre
descubriendo en sus propias inexploradas entrañas
la perenne, insospechada alegría
de con-vivir.

Carlos Drummond de Andrade: Itabira (Antología), Visor, Madrid, Trad. de Pablo del Barco, 1989, pp.173-177