la boca del poema

Jacek Malczewski: La muerte de Elena (1906-7)

ALGO SIN NOMBRE

Algo que no tiene nombre
y que nunca lo tendrá
busca tal vez mover estas palabras
para que sean portadoras de clemencia.
Si en ellas floreciese la rosa del vacío
o el incendio que fertiliza el grito
o la suave tempestad de las arterias
o si un relámpago calcinado en su trayecto
le diese la más evidente claridad.
Una herida no cesa en el silencio blanco
y no asciende a la boca del poema.
¡Si el agua aquí se hiciese arquitectura
y la sed el fuego la danza el infortunio
se reuniesen en en un solo latir de sílabas
y en un leve edificio se abriese la sombra desnuda!

António Ramos Rosa: Facilidad del aire, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid, 1998, Trad. de Clara Janés, p. 111

hacia otra estrella

Burt Glinn: Helen Frankenthaler working in her West End Avenue studio, New York (1956)

EL TIEMPO ESTÁ PARADO

El tiempo está parado
somos nosotros los que transcurrimos.
Y si vamos lanzados en el tren nos parece
que casa y tierra y hatos que allí pastan
se escapan de nosotros como espectro.
Alguien saluda y luego, como en sueños, se esfuma,
con casa y tierra, con farola y árbol.

También así el paisaje de la vida se mueve,
dejándonos atrás, hacia otra estrella
y en su mismo acercarse se nos está alejando.
En vano pretendemos detenerlo,
bien sabemos que todo es sólo un espejismo.

El paisaje se queda, en tanto nuestro tren
deja atrás esas millas que ha medido.

El tiempo está parado.
Somos nosotros los que huimos.

Mascha Kaléko: Tres maneras de estar sola, Renacimiento, Salamanca, Trad. de Inmaculada Moreno, 2012, p. 59