el sueño

Raoul Hausmann- Jeux mécaniques, Limoges (1957)Raoul Hausmann: Jeux mécaniques, Limoges (1957)

No lograr orientarse en una ciudad aún no es gran cosa. Mas para perderse en una ciudad, al modo de aquel que se pierde en un bosque, hay que ejercitarse. Los nombres de las calles tienen que ir hablando al extraviado al igual que el crujido de las ramas secas, de la misma forma que las callejas del centro han de reflejarle las horas del día con tanta limpieza como un claro en el monte. Este arte lo he aprendido tarde, pero ha cumplido el sueño cuyas huellas primeras fueron los laberintos que se iban formando sobre las hojas de papel secante de mis viejos cuadernos. No, no fueron esas las primeras, pues antes que ellas hubo otro laberinto que sin duda los ha sobrevivido.

Walter Benjamin: Infancia en Berlín hacia mil novecientos, en Obras, Libro IV vol. 1, Abada editores, 2010, trad. de Jorge Navarro Pérez, p. 179

Jeu (mécanique)

Tête mécanique (Raoul Hausmann, 1919)

inextinguible

Ángel Acosta León, Sin título (1962)Ángel Acosta León: Sin título (1962)

DOS SON LAS MONTAÑAS
luminosas y claras,

la montaña de los animales y
la montaña de los Dioses.

Pero entre ellas yace el
valle en penumbra de los hombres.

Si alguna vez mira uno hacia arriba,
lo sobrecoge, vislumbradora,
una nostagia inextinguible,
a él, que sabe que no sabe,
de quienes no saben que no saben,
y de quienes saben que saben.

*

ZWEI BERGE DIBT ES,
auf denen es hell ist und klar,

den Berg der Tiere und
den Berg der Götter.

Dazwischen aber liegt das
dämmerige Tal der Menschen.

Wenn einer einmal nach oben sieht,
erfaßt ihn ahnend
eine unstillbare Sehnsucht,
ihn, der weiß, daß er nicht weiß,
nach ihnen, die nicht wissen, daß sie nicht wissen,
und nach ihnen, die wissen, daß sie wissen.

(1903)

Paul Klee: Poemas, Ediciones de la Rosa Cúbica, Barcelona, 1995, trad. de Andrés Sánchez Pascual, pp. 10-11