Concordia

The Winged Victory of Samothrace12 de noviembre de 1939. Imagen de la Victoria de Samotracia, mientras es trasladada, al comienzo de la II Guerra Mundial, para ponerla a salvo de posibles desperfectos durante la guerra.

Lazos

Cuerdas hechas de gritos

Sonidos de campanas a través de Europa
Siglos colgados

Raíles que enlazáis las naciones
Sólo somos dos o tres hombres
Libres de todos los lazos
Démonos la mano

Violenta lluvia que peina los humos
Cuerdas
Cuerdas tejidas
Cables submarinos
Torres de Babel convertidas en puentes
Arañas-Pontífices
Todos los enamorados que unió un solo lazo

Otros lazos más tenues
Blancos rayos de luz
Cuerdas y Concordia

Escribo únicamente para exaltaros
Oh sentidos oh queridos sentidos
Enemigos del recuerdo
Enemigos del deseo

Enemigos de la pena
Enemigos de las lágrimas
Enemigos de todo lo que todavía amo

*

Liens

Cordes faites de cris

Sons de cloches à travers l’Europe
Siècles pendus

Rails qui ligotez les nations
Nous ne sommes que deux ou trois hommes
Libres de tous liens
Donnons-nous la main

Violente pluie qui peigne les fumées
Cordes
Cordes tissées
Câbles sous-marins
Tours de Babel changées en ponts
Araignées-Pontifes
Tous les amoureux qu’un seul lien a liés

D’autres liens plus ténus
Blancs rayons de lumière
Cordes et Concorde

J’écris seulement pour vous exalter
Ô sens ô sens chéris
Ennemis du souvenir
Ennemis du désir

Ennemis du regret
Ennemis des larmes
Ennemis de tout ce que j’aime encore

Guillaume Apollinaire: Caligramas, Poemas de la Paz y de la Guerra (1913-1916), en Antología, Visor (trad. Manuel Álvarez Ortega), Madrid, 2007, pp. 49-50

gracias por avisar de la errata, quienquiera que seas!

direcciones

Richard Serra. La materia del tiempo (The Matter of Time) 1994–2005

Richard Serra: La materia del tiempo (The Matter of Time) (1994–2005) Fotografía: tedbassman

*

El símbolo de la inteligencia es la antena del caracol «de vista táctil», que, si hemos de creer a Mefistófeles (1) le sirve también de olfato. La antena se retira inmediatamente, ante el obstáculo, al caparazón protector del cuerpo; allí vuelve a formar una sola cosa con el todo y sólo con extrema cautela vuelve a aventurarse como órgano independiente. Si el peligro está aún presente, vuelve a desaparecer, y el intervalo hasta la repetición del intento se alarga. La vida espiritual es, en sus orígenes, infinitamente frágil y delicada. La sensibilidad del caracol se halla confiada a un músculo, y los músculos se debilitan cuando su juego se ve impedido. El cuerpo queda paralizado por la lesión física, el espíritu por el terror. Ambos son, en su origen, inseparables.
Los animales más desarrollados se deben a sí mismos a una mayor libertad, su existencia es una prueba de que las antenas fueron en determinado momento prolongadas en nuevas direcciones y no fueron rechazadas.

__________

(1) Faust, Primera Parte, 4068 (trad. cast. de J. M. Valverde, Fausto, Planeta, Barcelona, 1990, 118).

Theodor W. Adorno y Max Horkheimer: Dialéctica de la Ilustración, Trotta, Madrid, p. 302

lugar

Suite para piano op. 25 (duración: 15.43 min), de Arnold Schönberg, interpretada por Paul Jacobs

 

Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 29 de abril de 1936 – Ibíd., 25 de septiembre de 1972)

Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo).

Alejandra Pizarnik, fragmento de Piedra Fundamental (I. Figuras del presentimiento), en El Infierno Musical (1971),  Poesía Completa, (edición de Ana Becciú), Lumen, Barcelona, 2005,  p.265

charada

Leonora Carrington, Forbidden Fruit 1969
Leonora Carrington, Forbidden Fruit (1969)

El número pi

Digno de admiración el número pi
tres punto uno cuatro uno.
Todas sus demás cifras también son iniciales,
cinco nueve dos porque nunca se termina.
No se deja abarcar seis cinco tres cinco con la mirada,
ocho nueve con un cálculo,
siete nueve con la imaginación
o incluso tres dos tres ocho con una broma es decir una comparación
cuatro seis con nada
dos seis cuatro tres en el mundo.
La serpiente más larga de la tierra se interrumpe después de algunos metros.
Lo mismo pasa, aunque un poco después, con las serpientes de los cuentos.
El cortejo de cifras de que se forma pi
no se detiene en el borde de la página,
es capaz de continuar por la mesa, por el aire,
la pared, una hoja, un nido, las nubes, y así hasta el cielo,
y por toda esa expansión e insondabilidad celestiales.
¡Ay qué corta, ratonescamente corta es la trenza del cometa!
¡Qúe débil el rayo de la estrella, que en cualquier espacio se curva!
Y aquí dos tres quince trecientos diecinueve
mi número de teléfono tu talla de camisa
año mil novecientos setenta y tres sexto piso
el número de habitantes sesenta y cinco centavos
dos centímetros de cadera dos dedos código charada,
en la que a dónde irá veloz y fatigada
y se ruega mantener la calma
y también la tierra pasará, pasará el cielo,
pero no el número pi, eso ni hablar,
seguirá con un buen cinco,
con un ocho de primera,
con un siete no final,
apurando, ay, apurando a la holgazana eternidad
para que continúe.

Wislawa Szymborska: El número pi, en Poesía no completa, FCE, México, 2002, pp. 253-254 [traducción Gerardo Beltrán]