imprevisible

Gustave Le Gray- Le Soleil au Zénith Normandie, (1856-1857)Gustave Le Gray: Le Soleil au Zénith, Normandie (1856-1857)

El mar no existe. Cuando hablamos del mar, en realidad, estamos hablando de nosotros mismos. Vengativo, imprevisible, tranquilo… Las olas del mar no son más que las olas de posesión y desprendimiento del querer vivir.

Santiago López Petit: Horror vacui. La travesía de la Noche del Siglo, Siglo XXI, Madrid, 1996, p. 60

operación

György Kepes- Mujer en el cubo (1938)György Kepes: Mujer en el cubo (1938)

—De ahora en adelante seré yo quien describa las ciudades —había dicho el Kan—. Tú en tus viajes verificarás si existen.
Pero las ciudades visitadas por Marco Polo eran siempre distintas de las pensadas por el emperador.
—Y sin embargo, he construido en mi mente un modelo de ciudad del cual se pueden deducir todas las ciudades posibles —dijo Kublai—. Encierra todo lo que responde a la norma. Como las ciudades existentes se alejan en diferente grado de la norma, me basta prever las excepciones y calcular las combinaciones más probables.
—También yo he pensado en un modelo de ciudad del cual deduzco todas las otras—respondió Marco—. Es una ciudad hecha sólo de excepciones, exclusiones, contradicciones, incongruencias, contrasentidos. Si una ciudad así es absolutamente improbable, disminuyendo el número de elementos anormales aumentan las posibilidades de que la ciudad verdaderamente exista. Por lo tanto basta que yo sustraiga excepciones a mi modelo, y de cualquier manera que proceda llegaré a encontrarme delante de una de las ciudades que, si bien siempre a modo de excepción, existen. Pero no puedo llevar mi operación más allá de ciertos límites: obtendría ciudades demasiado verosímiles para ser verdaderas.

Italo Calvino: Las ciudades invisibles, Siruela, Madrid, trad. Aurora Bernárdez, 2013, p.83

el contacto

Philippe Halsman- Jean Cocteau's Painting Comes to Life,  with model Leo Coleman (1949)Philippe Halsman: Jean Cocteau’s Painting Comes to Life,  with model Leo Coleman (1949)

Derivaba incesantemente. Un nadador, arrastrado por una poderosa corriente transversal, a veces, a pesar de su braza regular, se ve igualmente arrastrado lejos de la orilla que desea alcanzar. Y yo, no sólo me alejaba de la orilla, sino que la perdía de vista, y divisaba otra de la cual también algo desconocido, y de modo similar, me alejaba, hasta que -rápidamente- me la hacía perder de vista, y otra nueva aparecía, y yo deseaba dirigirme a ella, aunque mis propios movimientos me iban alejando, hasta perderla de vista y aparecer una cuarta, de la que me alejaba cuando pretendía aproximarme a ella, y eran cuatro, cinco orillas, o diez, doce orillas, ya no sé cuántas eran las orillas de las que me veía sucesivamente apartado.

Pero mi frase, que era mi modo de nadar, persistía, y estaba oscuramente convencido de que, si mantenía el contacto, por defectuoso que fuese, con lo que me pasaba por la cabeza y muy poco por la escritura, antes o después daría con el recuerdo del que me hallaba inexplicablemente cercenado.

Henri Michaux: Las grandes pruebas del espíritu y las innumerables pequeñas, Tusquets, Barcelona, trad. Francecs Parcerisas, 2000, pp. 42-43

equilibrio

Ring plus pit- Soapsuds, 1930Ringl and Pit: Soapsuds (1930)

¿SUERTE O TALENTO?

¿De qué depende habitualmente el éxito?
Respuesta a una entrevista

Personalmente, no comprendo en modo alguno que el arte intente procurarse en la actualidad unos ingresos asegurados, vivir al abrigo de sorpresas: el arte consiste y siempre ha consistido en un equilibrio de las incertidumbres y sólo puede desarrollarse teniendo en cuenta la totalidad de las experiencias. Procesos puramente interiores, psíquicos, engendran espontáneamente tal o cual forma, y así es como ocurre a cada instante eso que puede tomarse por suerte o talento. En otras palabras: lo subjetivo no ha perdido hoy nada de su valor. Es quien dirige la influencia, a menudo confusa pero tan sólo en apariencia, de las resistencias exteriores, ocultas y desmoralizadoras, que, con el tiempo, deben acabar por someterse al esfuerzo de una voluntad fiel a sí misma y que no desmaya.

(1932)

Alfred Kubin: El trabajo del dibujante, Maldoror Ediciones, trad. Jorge Segovia y Violetta Beck, 2005, p.72

autoridad

Marcel Duchamp’s hands, New York City, 1959-60Alexander Liberman: Marcel Duchamp’s hands (1959-60)

Los filósofos antiguos (y con razón) pensaban más que leían. Por eso se aferraban tanto a lo concreto. La imprenta ha cambiado todo eso. Se lee más de lo que se reflexiona. No tenemos filosofía sino únicamente comentarios. Es lo que dice Gilson al considerar que a la época de los filósofos que se ocupaban de filosofía ha sucedido la de los profesores de filosofía que se ocupan de los filósofos. En esta actitud hay a la vez modestia e impotencia. Y un pensador que comenzara su libro con estas palabras: «Tomemos las cosas desde su origen» se expondría a hacer sonreír. Hasta el punto de que un libro de filosofía que apareciese hoy sin apoyarse en una autoridad, cita, comentario, etc., no sería tomado en serio. Y sin embargo…

Albert Camus: Carnets (1935-1951), Alianza, Madrid, trad. Mario Lencera, 2014, p. 266

nómina

George Braque- L´oiseau jaune George Braque: L´oiseau jaune (1950)

NÓMINA DE HUESOS

 

Se pedía a grandes voces:

—Que muestre las dos manos a la vez.
Y esto no fue posible.

—Que, mientras llora, le tomen la medida de sus pasos.
Y esto no fue posible.

—Que piense un pensamiento idéntico, en el tiempo en que un cero permanece inútil.
Y esto no fue posible.

—Que haga una locura.
Y esto no fue posible.

—Que entre él y otro hombre semejante a él, se interponga una muchedumbre de hombres como él.
Y esto no fue posible.

—Que le comparen consigo mismo.
Y esto no fue posible.

—Que le llamen, en fin, por su nombre.
Y esto no fue posible.

César Vallejo: Poemas en prosa, Cátedra, Madrid, 1988, p.102

la imagen

Viktor Kolár- Ohne Titel, Ostrava, 1963Viktor Kolár: Ohne Titel, Ostrava (1963)

LA IMAGEN PROVISIONAL

Este lamento indeciso que era el mío en relación al del mar
se vuelve, como término de comparación, vago.

No confío, al imaginar este texto, en la posible similitud
entre la descripción del mar y mi marginalidad,
situación en la margen. Antes, hasta el sentido de la pasión
el mar me lo traducía.

Había textos en la Historia en que algo
uno e indiferente era el intermediario
entre el pensamiento y el chorro de la fuente fiel
del sentimiento. Hoy tengo la lengua del llanto
junto al cerebro. Los datos naturales se me niegan.
El mar no me confirma a mí. Solo me confronta,
y a todas las páginas que oí sobre el arte,
la ciencia, el sentido naútico.

Cuando alguien invocó una cosa recíproca
como su imagen, era en otros tiempos. Hoy me defino como ente
solo. A nada, ni a un vocativo imaginado
puedo llamar, en su origen, mi reflejo específico.
En alguna parte capto los atributos. Junto a la fijeza
que yo atribuyo al mar, reconozco que se ha de completar,
hasta mi muerte, la imagen.

(De Nuevas visiones del pasado)

*

A IMAGEM PROVISÓRIA

Este lamento irresoluto que era o meu em ralação ao do mar
torna-se, como termo de comparação, vago.

Não confio, ao imaginar este texto, na possível similitude
entre a descripção do mar e a minha marginalidade,
situação na margem. Antes, até o sentido da paixão
o mar mo traduzia.

Havia textos na História en que qualquer coisa
una e indiferente era o intermediário
entre o pensamento e o jorro da fonte fiel
do sentimento. Hoje tenho a língua de choro
junto ao cérebro. Os dados naturais negam-se-me.
O mar não me confirma a min. Apenas me confronta,
e a todas as páginas que ouvi sobre a arte,
a ciência, o senso náutico.

Quando alguém invocou uma coisa recíproca
como sua imagem, era outra. Hoje defino-me como ente
só. A nada, nem a um vocativo imaginado
posso chamar, na sua origem, meu específico reflexo.
Algures apreendo os atributos. Junto à fixidez
que eu atribuo ao mar, reconheço que se há-de completar
até à minha morte, a imagem.

(de Novas visões do passado)

Fiama Hasse Pais Brandão: de Nuevas visiones del pasado, en Antología de la poesía portuguesa contemporánea, Tomo II, Madrid, Júcar, trad. Ángel Crespo, 1982, pp. 237-239