Vermeer- Girl Interrupted in her Music (1658-61)
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Las imágenes más bellas, los sonidos más armoniosos se agrupan, se desintegran. Sólo queda una cosa, una belleza infinita que pasa de una forma a otra, eternamente desplegada, variable, pero, ciertamente, no siempre se le puede retener y exhibir en museos y trasladar a notas musicales y después llamar a viejos y jóvenes, y que los niños y los mayores charlen y se dejen maravillar. Es necesario amar a la humanidad para penetrar en el verdadero ser de cada uno; no debemos tener a nadie por demasiado poco o demasiado feo, sólo entonces podremos comprenderla; el rostro más insignificante causa una impresión más honda que la simple sensación de lo bello, y se puede hacer salir a las figuras de sí mismas sin introducir en ellas nada copiado del exterior, en donde no se siente vibrar ni latir ninguna vida, ningún músculo, ninguna pulsación. Kaufmann le reprochó que él no encontraría en la vida real ningún modelo para un Apolo de Belvedere o para una Madonna de Rafael. «¡Qué importa!», replicó, «he de admitir que me siento bien muerto ante esas obras; cuando trabajo en mi interior, tal vez puedo sentir algo, pero lo mejor lo pongo yo. El poeta y el artista que prefiero es el que me da la naturaleza de la manera más real, de forma que yo, ante su creación, sienta algo; todo lo demás me estorba. Prefiero a los pintores holandeses que a los italianos, ellos también son los únicos que pueden comprender. (…).»
Georg Büchner: Lenz, Bienza, Sevilla, trad. Rosa Marta Gómez Pato, 2010, pp. 87-89
Lenz fue publicada póstumamente, en 1839.
Anthony Holborne: Voice of the ghost (Composición de cítara del siglo XVII, interpretada por Lee Santana)