protesta permanente

René Shützenberger: Liseuse à la fenêtre (1890)

Los libros dignos de ser citados erigen una protesta permanente contra la cita, sin la cual no puede pasarse quien escribe sobre libros. Pues cada uno de esos libros es paradójico en sí mismo, objetualización de lo por excelencia no objetual que la cita ensarta. La misma paradoja se expresa en el hecho de que el peor autor puede reprochar con razón a sus críticos haber sacado de contexto los corpora delicti literarios, mientras que sin tal acto de violencia la polémica no es en absoluto posible.

Th. W. Adorno: Chifladuras bibliográficas, en Notas sobre literatura, Akal, Madrid, Trad. de Alfredo Brotons Muñoz, 2013, pp. 338-339

lo más nítido posible

Jane Millares Sall: Los faroles (1960)

Da sosiego, tranquiliza estar aquí, sola, encerrada en mi cuarto…nadie vendrá a molestarme, estoy haciendo «los deberes», cumplo con un deber que todo el mundo respeta… Lilí grita, Vera se enfada no sé con quién, va y viene gente tras de mi puerta, nada de esto va conmigo… Limpio la plumilla en un trapito cuadrado de fieltro, la mojo en el frasco de tinta negra, repaso con mucho cuidado… no debo salirme ni un pelo… vuelvo lo más visibles, lo más nítido posible los pálidos fantasmas de palotes, de letras… le impongo un esfuerzo a mi mano que cada vez obedece mejor…

Nathalie Sarraute: Infancia, Alfaguara, Madrid, 1984, Trad. de M. Teresa Gallego y M. Isabel Reverte, p. 127