hacer trampa

László Moholy-Nagy: Untitled (1939)

UN TROZO DE PAPEL

Hoy fui a la doctora,
la doctora dijo que yo estaba muriendo,
no con esas palabras, pero cuando lo dije,
no lo negó.

Qué le has hecho a tu cuerpo, decía su silencio.
Te lo dimos y mira lo que le hiciste,
cómo abusaste de él.
No sólo hablo de los cigarrillos, dice,
sino también de la mala dieta, la bebida.

Es una mujer joven; la rígida bata blanca oculta su cuerpo.
Tiene el cabello recogido, los pequeños mechones femeninos
suprimidos por una cinta oscura. No está cómoda aquí,

tras su escritorio, con su diploma sobre la cabeza,
leyendo una lista de números en columnas,
algunos resaltados para llamar la atención.
Su columna también está recta, sin mostrar sentimientos.

Nadie me enseñó a cuidar de mi cuerpo.
Creces vigilado por tu madre o tu abuela.
Una vez que te liberas de ellas, tu esposa se apodera, pero está nerviosa,
no va demasiado lejos. Así que este cuerpo que tengo,
por el cual me culpa la doctora, siempre ha sido supervisado por mujeres
y, déjame decirte, dejaron mucho por fuera.
La doctora me mira;
en medio, una pila de libros y carpetas.
La clínica está vacía, salvo por nosotros.

Aquí hay un escotillón y, a través de él,
el país de los muertos. Y los vivos te empujan para que entres,
quieren que llegues primero, antes que ellos.

La doctora lo sabe. Ella tiene sus libros,
yo tengo mis cigarrillos. Finalmente
escribe algo en un trozo de papel.
Esto te ayudará con la presión arterial, dice.

Y lo guardo en el bolsillo, señal de partida.
Y una vez fuera, lo rompo, como un ticket al otro mundo.

Estaba loca por haber venido aquí,
un lugar donde no conoce a nadie.
Está sola; no tiene anillo de casada.
Vuelve sola a casa, a su hogar fuera del pueblo.
Y se toma su única copa de vino en el día,
su cena que no es una cena.

Y se quita la bata blanca:
entre esa bata y su cuerpo
sólo hay una delgada capa de algodón.
Y, en algún punto, eso también desaparece.

Para nacer, tu cuerpo hace un pacto con la muerte
y, desde ese momento, lo único que intenta es hacer trampa.
Te metes solo en la cama. Quizás duermes, quizás nunca despiertas.
Pero escuchas cada sonido por un buen rato.
Es una noche de verano como cualquier otra; la oscuridad nunca llega.

Louise Glück: Una vida de pueblo, Pre-Textos, Valencia, Trad. de Adalber Salas Hernández, 2020, pp. 85-89