escucha

Jo Spence y David Roberts - Write or Be Written Off (1988)Jo Spence y David Roberts: Write or Be Written Off (1988)

Por tanto, escribir filosofía no es solo transformarse sino abrir un lugar de encuentro y de interpelación. Los resúmenes de historia de la filosofía nos presentan a los grandes filósofos según lo que han dicho, según lo que han afirmado. Sería interesante hacer un día una historia que nos explicara qué han escuchado. No hay filosofía sin escucha, sin recepción, sin contagio, sin inseminación. No se trata solo de las influencias escolares de unos sobre otros, sino de la recepción de lo que en cada caso queda por pensar. Escuchar lo no pensado: solo ahí se desata el deseo de seguir pensando, de volver a escribir sobre lo ya escrito, la necesidad de retomar o de volver a empezar.
La escritura como experiencia de transformación y como lugar de interpelación es, necesariamente, una escritura creativa, experimental, corporal, estilística y singular. «El asunto de la filosofía es el punto singular en el que el concepto y la creación se relacionan el uno con la otra», escriben Deleuze y Guattari en ¿Qué es la filosofía? (i) ¿Qué sería de la escritura filosófica si no pudiéramos reconocer, en su tono y ritmo, en su manera propia de aproximarse a la verdad, la pluma de su autor? Pero la pluma de un autor, como bien ha explicado Nietzsche, no es la firma de un propietario, sino el movimiento de un cuerpo al danzar. Los pasos de baile se aprenden y se practican, pero al fin cada cuerpo tiene su manera de ejecutarlos, su manera de infundirles vida. Hasta la más austera de las plumas filosóficas, hasta la más impersonal y anónima de las escrituras, tiene su tono y su estilo, si realmente ha hecho suyo el problema que está abordando y la necesidad de desplegar sus conceptos y transformarse con ellos. Los estilos filosóficos han cambiado no solo según sus autores, sino también según los tiempos, las modas, las situaciones políticas e institucionales, las tradiciones escolares y los medios de publicación y difusión de la escritura misma. En cada época, además, han convivido escrituras en tensión y en abierto conflicto, no solo por el contenido de sus proposiciones, sino por el modo de enunciarlas.
Cuando la escritura, en filosofía, se convierte en un mero medio de comunicación de teorías, la filosofía deja de pensar, de transformarnos y de interpelarnos. Aprender a pensar es aprender a escribir. Somos una sociedad cien por cien alfabetizada en la técnica de la escritura. Pero pienso con temor que somos una sociedad amenazada por un nuevo analfabetismo, que es el de tener una relación meramente instrumental con la lectura y con la escritura. Así, la escritura está dejando de ser un medio de comprensión y de elaboración de la experiencia personal y colectiva, para reducirse a una herramienta comunicativa.

_______

(i) Deleuze, G. y Guattari, F.: ¿Qué es la filosofía?, Barcelona, Anagrama, 1993, p. 17

Marina Garcés: Filosofía inacabada, Galaxia Gutemberg, Barcelona, 2015, pp. 73-74

el cielo

Frederick Sommer - Untitled (n.d, Pen and ink drawing on paper)Frederick Sommer: Sin título (sin datar)

LA VERDAD

Un renglón hay en el cielo para mí.
Lo veo, lo estoy mirando;
no lo puedo traducir,
es cifrado.
Lo entiendo con todo el cuerpo;
no sé hablarlo.

José Moreno Villa, en Diez siglos de poesía castellana (Selección de Vicente Gaos), Alianza, Madrid, 1979, p. 366

*

¿Podría alguien escribir música sin conocer las nociones básicas de notación, sin una formación musical previa? Frederick Sommer lo hizo. Apreció que la mejor música tenía también una notación visualmente más atractiva. A partir de esta pequeña observación en 1934 improvisó sus Dibujos a la manera de partituras musicales, dibujos en tinta que pueden tomarse como ejemplo de transcodificación; otro momento del tratamiento de la relación entre lo visual y lo sonoro, que ha acompañado a la creación artística a lo largo de su historia. Pero también a la reflexión filosófica. La escuela pitagórica no solo fundamentó la estructura matemática de la escala musical; también sostuvo que la armonía de las proporciones y el movimiento de los astros se correspondía con la emisión de sonido, música. En 1967 Sommer comprobó que sus dibujos de tinta emitían una melodía susceptible de ser interpretada. Asunto distinto sería el de la sinestesia. Para el sinestésico es la falta de un sistema de notación -y no la de un sentido- lo que impide hacer reproducible, por ejemplo, el sonido o la vibración que emite una línea o un rostro. La captura de esa notación es también el motor de la creación.

agosto, 2016

la prueba

Remedios Varo- Creación-de-las-Aves-1957Remedios Varo: Creación de las aves (1957)

—Hablo siempre del poeta —dijo Andrés—. Sospecho que el poeta es ese hombre para quien, en última instancia, el dolor no es una realidad. Los ingleses han dicho que los poetas aprenden sufriendo lo que enseñarán cantando; pero ese sufrimiento el poeta no lo aceptará nunca como real, y la prueba es que lo metamorfosea, le da otro uso. Y ahí está precisamente lo terrible de un dolor así; padecerlo y saber que no es real, que no tiene potestad sobre el poeta porque el poeta lo prisma y lo rebota poema, y además goza al hacerlo como si estuviera jugando con un gato que le araña las manos. El dolor solo es real para aquél que lo sufre como una fatalidad o una contingencia, pero dándole derecho de ciudad, admitiéndolo en su alma. En el fondo el poeta no admite jamás el dolor; sufre, pero a la vez es ese otro que lo mira sufrir parado a los pies de la cama y pensando que afuera está el sol.

Julio Cortázar: El examen, Sudamericana, Buenos Aires, 1986, pp. 103-104

batalla

Anselm Kiefer, Am Anfang, 2008Anselm Kiefer: Am Anfang, Al principio (2008)

En esta humanidad central y centralizada, efecto e instrumento de relaciones de poder complejas, cuerpos y fuerzas sometidos por dispositivos de «encarcelamiento» múltiples, objetos para discursos que son ellos mismos elementos de esta estrategia, hay que oír el estruendo de la batalla.

Michel Foucault: Vigilar y castigar, Siglo XXI, Madrid, 1998, trad. de Aurelio Garzón del Camino, p.314

sobre forma y contenido

Jean Baptiste Edouard Detaille- Le Rêve (1888) Edouard Detaille: Le Rêve (1888)

SI SEPARÁIS LA FORMA DEL CONTENIDO…

Si separáis la forma del contenido, no sois artistas que crean.
La forma es el sentido del contenido, el contenido la esencia de la forma.

*

TRENNT IHR VOM INHALT DIE FORM…

Trennt ihr vom Inhalt die Form, so seid ihr nicht schaffende Künstler.
Form ist vom Inhalt der Sinn, Inhalt das Wesen der Form.

Hugo von Hofmannsthal: Poesía lírica, seguida de Carta de Lord Chandos, Igitur, Montblanc, 2002, Trad. Olivier Giménez López, p.221

otra vez

Rebel 1965 by Georg Baselitz born 1938 Georg Baselitz: Rebel (1965)

PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA

 

Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amás
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caída la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazón
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.

 

Julio Cortázar: de Salvo el crepúsculo, en: Algunos pameos y otros prosemas, Plaza & Janés, Barcelona, 1988, p.44

todo lo demás

 Vermeer- Girl Interrupted in her Music (1658-61)Vermeer- Girl Interrupted in her Music (1658-61)

Las imágenes más bellas, los sonidos más armoniosos se agrupan, se desintegran. Sólo queda una cosa, una belleza infinita que pasa de una forma a otra, eternamente desplegada, variable, pero, ciertamente, no siempre se le puede retener y exhibir en museos y trasladar a notas musicales y después llamar a viejos y jóvenes, y que los niños y los mayores charlen y se dejen maravillar. Es necesario amar a la humanidad para penetrar en el verdadero ser de cada uno; no debemos tener a nadie por demasiado poco o demasiado feo, sólo entonces podremos comprenderla; el rostro más insignificante causa una impresión más honda que la simple sensación de lo bello, y se puede hacer salir a las figuras de sí mismas sin introducir en ellas nada copiado del exterior, en donde no se siente vibrar ni latir ninguna vida, ningún músculo, ninguna pulsación. Kaufmann le reprochó que él no encontraría en la vida real ningún modelo para un Apolo de Belvedere o para una Madonna de Rafael. «¡Qué importa!», replicó, «he de admitir que me siento bien muerto ante esas obras; cuando trabajo en mi interior, tal vez puedo sentir algo, pero lo mejor lo pongo yo. El poeta y el artista que prefiero es el que me da la naturaleza de la manera más real, de forma que yo, ante su creación, sienta algo; todo lo demás me estorba. Prefiero a los pintores holandeses que a los italianos, ellos también son los únicos que pueden comprender. (…).»

Georg Büchner: Lenz, Bienza, Sevilla, trad. Rosa Marta Gómez Pato, 2010, pp. 87-89

 Lenz fue publicada póstumamente, en 1839.

Anthony Holborne: Voice of the ghost (Composición de cítara del siglo XVII, interpretada por Lee Santana)

inquietud

Rudolf Bonvie_Dialog_1973 (1)

Rudolf Bonvie: Dialog (1973)

Pero si miramos a la pantalla, ¿qué espacios/tiempos vacíos encontramos allí? En el ciberespacio en su soporte más visible (web) sólo está vacío aquello que todavía no existe, las páginas en construcción, las que aún no se han nombrado… Difícilmente encontrarán una página vacía de manera premeditada, tal vez alguna propuesta artística conceptual de eliminación voluntaria de todo contenido [59], o una página recién hackeada por un minimalista donde nada deja, ni siquiera su firma, sólo la inquietud por lo que puede significar ese vacío.

_____________

[59]. La Societé Anonyme, Todo ha sido eliminado de esta pantalla excepto el arte; ninguna idea en esta obra (ls41) http://aleph-arts.org/art/lsa/lsa41 L.R. Lippard, Six Years: The Dematerialization of the Art Object, Praeger, New York, 1973, p.58.

Remedios Zafra: Un cuarto propio conectado. (Ciber)espacio y (auto)gestión del yo, Fórcola Ediciones, Madrid, 2010, p. 130

La Société Anonyme, en español

Lugares vacíos, paisajes ignorados

Rudolf Bonvie: Dialog, 13 Fotografías, 1973

fuerzas

  Gerhard Richter: Townscape Paris (1968)

capítulo 120

a la hora de la siesta todos dormían, era fácil bajarse de la cama sin que se despertara su madre, gatear hasta la puerta, salir despacio oliendo con avidez la tierra húmeda del piso, escaparse por la puerta hasta los pastizales del fondo; los sauces estaban llenos de bichos-canasto, Ireneo elegía uno bien grande, se sentaba al lado de un hormiguero y empezaba a apretar poco a poco el fondo del canasto hasta que el gusano asomaba la cabeza por la golilla sedosa, entonces había que tomarlo delicadamente por la piel del cuello como a un gato, tirar sin mucha fuerza para no lastimarlo, y el gusano ya estaba desnudo, retorciéndose cómicamente en el aire; Ireneo lo colocaba al lado del hormiguero y se instalaba a la sombra, boca abajo, esperando; a esa hora las hormigas negras trabajaban furiosamente, cortando pasto y acarreando bichos muertos o vivos de todas partes, en seguida una exploradora avistaba el gusano, su mole retorciéndose grotescamente, lo palpaba con las antenas como si no pudiera convencerse de tanta suerte, corría a un lado y a otro rozando las antenas de las otras hormigas, un minuto después el gusano estaba rodeado, montado, inútilmente se retorcía queriendo librarse de las pinzas que se clavaban en su piel mientras las hormigas tiraban en dirección del hormiguero, arrastrándolo, Ireneo gozaba sobre todo de la perplejidad de las hormigas cuando no podían hacer entrar al gusano por la boca del hormiguero, el juego estaba en elegir un gusano más grueso que la entrada del hormiguero, las hormigas eran estúpidas y no entendían, tiraban de todos lados queriendo meter el gusano pero el gusano se retorcía furiosamente, debía ser horrible lo que sentía, las patas y las pinzas de las hormigas en todo el cuerpo, en los ojos y la piel, se debatía queriendo librarse y era peor porque venían más hormigas, algunas realmente rabiosas que le clavaban las pinzas y no soltaban hasta conseguir que la cara del gusano se fuera enterrando un poco en el pozo del hormiguero, y otras que venían del fondo debían estar tirando con todas sus fuerzas para meterlo, Ireneo hubiera querido poder estar también dentro del hormiguero para ver cómo las hormigas tiraban del gusano metiéndole las pinzas en los ojos y en la boca y tirando con todas sus fuerzas hasta meterlo del todo, hasta llevárselo a las profundidades y matarlo y comérselo

Julio Cortázar: Rayuela, Taurus, Madrid, 2002, pp.617-618